Mientras celebramos el Día de Acción de Gracias, es un recordatorio para practicar la gratitud. Sentirse agradecido puede mejorar su salud de manera directa e indirecta. A través de la investigación se ha descubierto que estar agradecido y feliz estimula tu sistema inmunológico, reduce la presión arterial, te hace sentir más optimista, disminuye la depresión, mejora tu vida amorosa y disminuye el estrés (el estrés puede ser una causa subyacente del acné y las arrugas).
Recurrir a la gratitud puede, en parte, ayudarnos a ver el vaso medio lleno.
Aquí hay cuatro formas en que la gratitud promueve el cuidado personal:
Encuentra gratitud en tus desafíos
La gratitud no se trata solo de estar agradecido por las experiencias positivas. De hecho, a veces pensar en situaciones negativas o difíciles puede ayudar a determinar realmente por qué tienes que estar agradecido. Mira hacia atrás en algunas de tus propias experiencias pasadas y trata de descubrir cómo te han ayudado a convertirte en la persona que eres hoy.
Apreciar las pequeñas cosas
Elija una interacción al día. Cuando surja su instinto de decir “gracias”, deténgase un momento y tome nota. ¿Puedes nombrar por qué te sientes agradecido, incluso más allá del gesto que se ha extendido? Entonces diga gracias.
Devuélvele al mundo y el mundo te lo devolverá
Retribuir puede reforzar esos sentimientos ‘felices’. Ofrecerse como voluntario para ayudar a alguien menos afortunado cambia su perspectiva al cambiar su enfoque hacia otras personas y alejándolo de sus propios problemas. Esto te mantiene en un espacio de gratitud.
Agradece la piel en la que estás:
Practicar la gratitud de forma regular se ha asociado con un mayor optimismo, un mejor sueño, menos dolencias físicas y niveles más bajos de ansiedad y depresión. La práctica de la gratitud también puede remodelar el cerebro. El cuidado personal puede ser un spa tranquilo en casao escribiendo en su diario de gratitud.